Drácula, de Bram Stoker

 


Sinopsis:

Las de Bram Stoker y Jonathan Harker fueron vidas paralelas. Stoker era el secretario particular de Henry Irving, un reputado actor shakespeariano y propieatario del Lyceum Theatre de Londres; Harker, el del enigmático conde Drácula, quien lo convocó a su castillo de Transilvania para negociar la adquisición de una mansión en Londres. No es casual que el personaje de Drácula se inspire en las facciones e idiosincrasia de Irving, ni que Stoker hiciese una lectura pública en el Lyceum Theatre días antes de su edición. 

Drácula es la novela vampírica por antonomasia. En ella se concitan los grandes ejes temáticos del subgénero: la lucha entre el bien y el mal y la sexualidad del vampiro, con una estética victoriana y un despliegue estilístico abrumador. Todo ello la convierte en un clásico incontestable e imperecedero.


Ficha:

Título: Drácula.

Autor: Bram Stoker.

Editorial: Alma Editorial.

Portada: lookatcia.com

Ilustraciones interiores: John Coulthart

Número de páginas: 483.



Sobre el autor:

Abraham Stoker nació en Dublín, Irlanda, en 1847. Tras realizar sus estudios en la universidad de dicha ciudad, trabajó durante diez años como funcionario y crítico teatral hasta que se marchó a Inglaterra en 1876. Allí trabajó como secretario y representante del actor sir Henry Irving, con quien dirigió el Lyceum Theatre de Londres. Escribió numerosos libros, entre los que se cuenta su novela La dama del sudario (1909), así como varios relatos. Drácula (1897), su clásica novela de terror, creó el personaje del vampiro de Transilvania, que a día de hoy ha inspirado incontables versiones, continuaciones y películas. Bram Stoker falleció en 1912.




Reseña:

La figura del vampiro es una de las más icónicas de los medios audiovisuales y culturales en general. Ha trascendido al género que lo vio nacer (el terror) para alcanzar cualquier tipo de enfoque que se os pueda ocurrir. La idea de que existen seres inmortales que han ido más allá de la muerte y que se alimentan de la sangre de los vivos, ha inundado nuestras mentes desde hace más de 130 años. Bram Stoker fue quien elevó esta figura creando el personaje del conde Drácula. Una obra atemporal que como los propios vampiros, no envejece  con el paso del tiempo.

Estamos ante una obra decimonónica que, a diferencia de lo que podría parecer, se lee en la actualidad con una fluidez e incluso con un estilo narrativo que no se siente anticuado. Drácula es un libro fantástico escrito de modo epistolar, lo que nos va a permitir ver distintas perspectivas a lo largo de sus páginas, adentrándonos en su historia mediante cartas, diarios y notas de prensa. Esta forma de enfocar la narrativa, le va a otorgar una verosimilitud que le va como anillo al dedo para introducir la figura del monstruo de una forma gradual y totalmente creíble

Comenzamos con una primera parte que es, seguramente, la mejor de toda la novela. Hay que decir que todo el libro está a un nivel muy alto, pero este comienzo alcanza unas cotas que se hacen prácticamente imposibles de mantener durante toda la obra. La sensación de descubrimiento, de miedo a lo desconocido, la enorme figura del conde que inunda las páginas con su presencia cuando aparece, el castillo, la valentía de Jonathan Harker... Todo ello supone una auténtica pasada que va a atrapar al lector de forma irremediable. 

Esta fuerza inicial, va a tener algún otro conato a lo largo de la historia, pero ya nunca se mantendrá la intensidad inicial. Podría decir, además, que la mayoría de los momentos más inquietantes y terroríficos se aglutinan en estos primeros compases, aunque como he dicho anteriormente, seguiremos teniendo de tanto en cuando alguno que estará a la altura. 

Stoker crea unos personajes que son hijos de su tiempo. Hombres que quieren proteger a las mujeres a toda costa, que buscan apartarlas de todo el peligro y que no se impliquen demasiado en asuntos que, a priori, no deberían ser partícipes de ellos. No obstante, los personajes femeninos tienen una fuerza considerable. El de Mina, en concreto, supone encontrarnos con alguien que supera en muchos aspectos a los varones que la rodean. No en vano, ha trascendido al propio libro de Drácula y la podemos encontrar en otras obras culturales. 

Además de la citada Mina y del propio conde  Drácula, me gustaría hacer mención a cierto personaje ingresado en un psiquiátrico cuya fuerza narrativa y la premisa desde la que parte son totalmente alucinantes. No quiero desvelar más porque para quienes no conozcan la obra, como ha sido mi caso, va a resultar uno de los aspectos más atractivos de la misma. Recordad estas palabras cuando lo encontréis entre las páginas. 

Me ha encantado comprobar cómo eran distintos aspectos sociales de la época o incluso elementos relacionados con la medicina o la psiquiatría que hoy, nos chirrían por lo alejados que están de lo que conocemos en la actualidad, pero que suponen un elemento enriquecedor para el lector y que además apoyan en multitud de ocasiones las situaciones de terror que se plantean. 

Como aspecto que no me ha convencido tanto como el resto, sentí que la recta final está alargada y precipitada. Son conceptos contrapuestos, pero creo que hay una sección que se extiende demasiado y que corta en cierto modo el ritmo y otra que se percibe como algo atropellada, ya que no se detiene lo suficiente en ella para terminar en un clímax algo descafeinado para mi gusto. Comentándolo en el club de lectura en el que lo desgranamos, se entiende el sentido que le quiere dar el autor e incluso se podría asumir como un final razonable y justo con lo que se nos ha venido narrando a lo largo de sus casi 500 páginas, pero también es cierto que no nos dejó satisfecho a ninguno de los que lo valoramos.

En definitiva, Drácula es un libro absolutamente imprescindible. Me atrevería a decir que no solo lo es para los amantes del terror o de la iconografía del personaje, también lo es para cualquier lector. Está fantásticamente bien escrito, con un ritmo y un estilo muy marcados y deja con la sensación de haber leído algo que ha sido creado con un enfoque mucho más moderno del que podemos presuponer al mirar su fecha de publicación. Drácula, de Bram Stoker, va a sobrevivir al paso del tiempo exactamente igual que lo hará la figura del vampiro más famoso en nuestra memoria y en la de futuras generaciones. 


No olvidaré jamás la última visión que tuve del patio del hotel y su multitud de personajes pintorescos, todos santiguándose, agolpados ante el amplio arco de entrada, tras el que se percibía el rico follaje de las adelfas y los naranjos en jardineras apiñadas en el centro del patio.
                                                                   Jonathan Harker.

Comentarios

  1. Muy buena reseña, Jose. De acuerdo al 100% con lo que describes de la obra. Mis sensaciones fueron exactamente las mismas al leerlo. Enhorabuena!!

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