El arcano y el jilguero, de Ferran Varela

 


Sinopsis:

Mezen el Ariete es un Arcano del Tormento, un demonio inmortal que disfruta desollando a sus víctimas. Su oficio, torturador al servicio del Imperio, lo ha llevado a cometer crímenes aberrantes contra personas indefensas, y la única ayuda con la que cuenta para sobrellevar la culpa es el convencimiento profundo de que lo hace por un bien mayor.

Pasa los días viajando de un frente a otro, rindiendo ciudades asediadas y sofocando rebeliones para el Emperador Thien Seedveen, un tirano megalómano del que ha jurado vengarse en cuanto no haya más tierras por conquistar. Sin embargo, el precario equilibrio de la danza que debe bailar para perseguir sus propios fines mientras finge lealtad al Imperio se ve alterado cuando conoce a Nara, una huérfana de guerra que no lo trata como al monstruo que él mismo cree ser.

Ficha:

Título: El arcano y el jilguero.

Autor: Ferran Varela.

Editorial: Ediciones El Transbordador.

Portada: Manuel Gutiérrez.

Número de páginas: 374



Sobre el autor:

Ferran Varela nació en Barcelona en 1988. Es licenciado en Derecho y ejerce la abogacía. Un puñado de sus relatos le valieron algunas menciones en distintos concursos: ganador del I Premio de Relato Fantástico y de Terror Etrebol, accésit del IV Premio Ovelles Elèctriques, finalista en la II, V y VI ediciones del certamen de relato temático TerBi y finalista del premio anual del IV concurso de microrrelatos sobre abogados del Consejo General de la Abogacía Española, resultando ganador del mes de junio de 2012. Ha publicado dos cuentos, "Profundo, profundo en la roca" y "Las cadenas de la cada de Hadén", en las antologías Dark Fantasies y El viento soñador y otros relatos, ambas pertenecientes a la colección Nova Fantástica, compartiendo páginas con autores de prestigio internacional. En julio de 2017 su relato "Bailan los niños, bailan las ratas" fue publicado en la antología Cuéntamelo otra vez de Pulpture Ediciones.

En septiembre de 2018 Ediciones El Transbordador publicó su primera obra en solitario, la novela corta "La danza del gohut"; una historia que hizo que no pocos lectores anotasen el nombre de esta nueva voz del fantástico nacional para asegurarse de seguirle la pista. 




Reseña:

Hay veces que descubres un nuevo autor y la primera obra que lees de su repertorio no te seduce. Si es un escritor de renombre y que te ha recomendado alguien de confianza, puede que simplemente el libro que has elegido no fuese su mejor obra o quizá no te haya llegado ese en particular por distintos motivos. Ferran Varela y su libro "El arcano y el jilguero" es justo lo contrario a todo lo que acabo de contar. Me ha llenado tanto, que tras acabar de leerlo escribí a la editorial para que le transmitiesen mi enhorabuena, ya que me fue imposible encontrar un modo de contactar directamente con él. Tras esto, investigué qué otras publicaciones tenía y además, en este proceso, Ediciones El Transbordador me confirmó que está trabajando en la continuación del título que nos ocupa (o como mínimo en una novela inspirada en el mundo de Hann), por lo que no puedo hacer esta reseña con una sonrisa más grande que la que tengo ahora mismo.

Llegué a El arcano y el jilguero, seducido por su sinopsis y sobre todo porque según leí, pertenecía al subgénero conocido como "grimdark" (fantasía que se contrapone a la heroica, donde los antihéroes abundan, con un marcadísimo acento en la crueldad, sea del tipo que fuere y unos personajes que ponen al límite la condición humana pero que tienen unas características fácilmente reconocibles en la historia del ser humano). 

Doy fe de que Ferran ha creado una historia y unos personajes que se encuadran a la perfección en este tipo de fantasía. 

Mezen es un hombre que se dedica a derribar puertas de ciudades sin tocarlas siquiera (ciudades libres que viven en un principio fuera del yugo del Imperio). Lo hace haciendo gala del poder más fuerte que se puede ejercer sobre otro ser humano: el miedo. Se hace pasar por una suerte de demonio cuyo objetivo es torturar a las almas que van a parar al inframundo pero que, en esta ocasión, camina entre las personas para desdicha de sus víctimas. Tortura hasta la muerte a una persona a las puertas de la ciudad y promete a los habitantes de esta que correrán el mismo destino si no se rinden. 

Es un personaje muy complejo que sufre una evolución muy notoria a lo largo de las páginas, hecho al que contribuye el otro gran personaje de nuestra historia: Nara, una huérfana que las ha pasado canutas pero que a pesar de los horrores vividos refleja la luz de la esperanza que mantiene la cordura de Mezen y su humanidad. 

El sentimiento de culpa que sufre Mezen es tan grande que podemos hablar de torturador torturado. Nara es el bálsamo que aplica a su conciencia. El arcano se consuela en la idea de la búsqueda de un bien mayor (o un mal menor, mejor dicho), sacrificando una vida para salvar a miles. No obstante, sus actos son de una crueldad extrema, lo que hace que Mezen tenga que repetirse con asiduidad que no es un monstruo.

Son dos personajes con caracteres muy dispares. Constituyen uno de los dos enormes pilares que sostienen la obra de Ferran. Y es que, por muy en sintonía que estés con lo que se cuenta, por mucho que case con tus gustos y por muy bien contada que esté la historia (que lo está), para que un libro me llegue ha de tener grandes personajes. El arcano y el jilguero los tiene en sus dos protagonistas, pero también en otros secundarios que están tan bien construidos que cualquier lector deseará conocer más sobre ellos en futuras novelas si es que Ferran tiene a bien regalarnos la posibilidad. En este punto, voy a ahorrarme hablar de los secundarios de modo particular. Creo que descubrirlos es parte de la magia de esta novela y pienso que una reseña no puede ni debe quitar ni un solo ápice de valor a la lectura. Como única anotación, me gustaría destacar que los importantes, parecen tener un pasado y un lado oculto que los envuelve en un halo de misterio en el que, por lo menos en El arcano y el jilguero, solo se rasca la superficie.

El otro gran pilar del libro es el denominado "worldbuilding" (tenemos palabras que son ajenas a nuestro lenguaje pero que son de uso tan extendido que habrá que comenzar a usarlas y a asumir su significado). Esta construcción del mundo es tan original, tiene detalles tan bien trabajados y pensados, que otorgan total verosimilitud a todo lo que se cuenta. Desde los monstruos que vamos conociendo, hasta detalles políticos, de leyes, culturales, económicos, religiosos y mitológicos. Su mundo es tan rico que creo que el libro podría funcionar perfectamente aunque no tuviese unos personajes tan potentes. De hecho, Ferran ha expandido el mundo de Hann con otras publicaciones como "Guía de lectura de Ignotos Mayores" e "Historias de Hann". 

Un aspecto que no me suele gustar en muchas novelas es la tendencia de algunos autores a explicar su mundo mediante decenas de páginas en lugar de hacerlo de forma vívida, resultando negativo en su fluidez. En este caso, se nos narra mediante pequeñas pinceladas muchas veces. En otras ocasiones mediante pequeñas historias de tradición oral o por elementos dentro del propio transcurrir de la historia que no suponen una ralentización de la misma.

Por último, pero no menos importante, quería señalar de forma especial el modo de escribir del autor. Existe una cualidad innegable en el hecho de contarte sucesos tan crudos y tan viscerales de la forma en que lo hace. El modo de escribir de Ferran me recuerda a la lírica. Cómo transforma la oscuridad de los hechos en la luz de las palabras. La historia está narrada en primera persona, lo que nos impide ver los sucesos fuera de la perspectiva de Mezen, pero a la vez nos permite profundizar en sus pensamientos y en sus sentimientos, aspecto vital en lo que creo que el autor busca transmitir.

Definitivamente hay que marcar a Varela como uno de los autores españoles a seguir para quienes nos guste la fantasía oscura. No puedo dejar de recomendar de forma encarecida su novela, El arcano y el jilguero.


He vencido a una ciudad invencible. He conquistado lo inconquistable. He salvado miles de vidas a costa de una sola. Y aun así, como siempre, la victoria me sabe a ceniza y a muerte.

                             Mezen el Ariete.


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